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El primer árbol de Navidad

Mariano odiaba la Navidad. Bueno, odiar es decir mucho, pero no le gustaba. Cumplir años en enero le había aguado la fiesta. Nadie tiene dinero para tu regalo y, con frecuencia, los adornos que la gente olvidaba quitar a tiempo quedaban inmortalizados en sus fotos de cumpleaños. Así que no, no era algo que disfrutaba. Alfonso solía decirle que era un «Grinch», pero Mariano no creía que llegaba a tal extremo. Quizá hubiera sido bueno serlo, porque seguro al Grinch no le importaría romperle el corazón a Natalia, y a él sí le importaba. Así que estaba buscando desesperadamente la manera de no faltarse a sí mismo y también marcar el momento: esta era la primera Navidad que pasaba con ella.

Nada fue fácil. Desde esa noche que decidió buscarla, ambos se habían internado en el amor como quien camina sobre una fina capa de hielo. Tardaron en encontrar sus piernas en el mar de ser pareja. Tercos, acostumbrados a la soledad, aficionados a los largos silencios… encontrar un ritmo de dos había requerido un esfuerzo que, por momentos, no sabían si serían capaces de reunir. Querría decir que mirarse en sus ojos y perderse en la negrura que escondían era suficiente, pero no. Verdad es que podía perderse en su mirada y verdad es también que encontrar a alguien que sea capaz de verte como nadie más es intoxicante y también agotador. Pero decidía quedarse con ella y sus manías porque a pesar del esfuerzo, nunca había sido tan feliz.

El dinero siempre era asunto, con ella en la universidad y sus turnos en el abarrote y con él y su poco remunerado oficio de periodista. Sus trabajos no dejaban ni mucho tiempo ni muchos recursos. Mas ya estaba decidido, si ella quería Navidad, la tendría. Así que Mariano se dio a la tarea de pensar cómo sorprenderla. Pensó en muchas opciones, hasta que las paredes le dieron la respuesta. Se subió las solapas del saco para cubrirse del viento y salió a buscar materiales.

Decidió construirle el árbol de las cosas que podían ser. Entre ejemplares viejos del periódico, pintura y una estrella que encontró en la papelería, decoró la pared con un árbol de recortes que hablaran de los sueños que habían construido juntos.

Cuando Natalia llegó, lo encontró con las manos manchadas de verde y una pregunta en el rostro.—Es el árbol más hermoso del mundo —le dijo, mientras depositaba un beso en sus labios.

2 comentarios en “El primer árbol de Navidad

  1. Muy bonito cuento gracias por compartirlo con nosotros

  2. Qué lindo cuento corto. Muy agradable sorpresa. Gracias Geo, gracias Londris.

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